El Sistema Inmunitario se compone de un conjunto de órganos, células, proteínas y procesos que hacen que nuestro cuerpo se encuentre siempre protegido frente a amenazas externas, ya sean virus, bacterias o incluso nuestro propio cuerpo. Pero incluso hasta él se cansa, y en ocasiones hay que reforzarlo para que su funcionamiento siempre sea el mejor.

Las células principales del sistema inmune son los leucocitos, que circulan por todo el cuerpo a través de los ganglios y los vasos sanguíneos. Con la ayuda de estas células, el sistema inmune es capaz de reconocer a los patógenos que busquen atacar a nuestro organismo y actuar de forma específica contra ellos, gracias a la fabricación de los anticuerpos.

En la mayoría de los casos, el sistema inmune es efectivo y mantiene a raya a los patógenos que buscan causar enfermedades a nuestro cuerpo. Pero a veces hay tomar medidas para ayudar a su correcto funcionamiento cuando este se debilita. Entre estas, encontramos:

  • Medidas de higiene, como un correcto y frecuente lavado de manos hacen que nuestro cuerpo entre en contacto con menos agentes patógenos, lo que ayuda a no sobrecargar el sistema inmune.
  • Consumir alimentos saludables: en esto incidiremos más adelante, pero una buena alimentación y un aporte correcto de vitaminas y minerales hacen que el sistema inmune funcione de manera óptima y que no se resienta.
  • Evitar el sedentarismo, hacer deporte y eliminar de la vida malos hábitos como fumar y el consumo de alcohol. Estos hábitos hacen que el número de toxinas de nuestro organismo aumente, lo que a su vez sobrecarga de trabajo a nuestro sistema inmune.
  • Dormir las ocho horas adecuadas y llevar una vida con poco estrés también ayudan a que el sistema inmune funcione correctamente.
Personas haciendo deporte

En cuanto al consumo de alimentos saludables, es indispensable hablar de ellos cuando se trata del sistema inmune ya que el consumo de alimentos ricos en vitaminas A, B, C y D hace que nuestro sistema inmune siempre esté a punto. Estas vitaminas se encuentran de manera natural en los alimentos y, por regla general, no es necesaria ingesta de complementos alimenticios por parte de la población general. Es importante realizarse análisis de vez en cuando y conocer nuestro estado de salud para identificar nuestra carencias nutricionales y solventarlas. Ahora, ¡hablemos un poco de las vitaminas!

  • La vitamina A parece desarrollar un papel fundamental en la formación de mucosas en las vías respiratorias. Estas son indispensables para defendernos, puesto que suponen una barrera mecánica natural difícil de atravesar para los patógenos. Además, tiene un efecto directo sobre la formación de los glóbulos blancos. La carencia de esta vitamina puede hacer flaquear a nuestro sistema inmune.
  • El grupo de vitaminas B participan en la formación proteíca, entre ella de proteínas indispensables para el sistema inmunitario.
  • El efecto positivo de la vitamina C sobre el sistema inmune ha sido muy estudiado. La vitamina C es capaz de combatir numerosos patógenos, se complementa con los glóbulos blancos y mejoran su función antibacteriana. Concretamente esta vitamina es capaz de estimular la función de los neutrófilos e interferones: los primeros son glóbulos blancos reparadores de tejidos lesionados y los segundos, proteínas que impiden el paso de los virus a las células. En general, mejora todos los procesos inmunológicos.
  • Por último, la vitamina D también ejerce una función dentro del sistema inmune de manera conjunta con la vitamina A. Facilita la formación de catelicidina, un antimicrobiano natural que actúa contra ciertos tipos de bacterias. Con niveles de bajos de vitamina D, las células T (los linfocitos T) del sistema inmune no pueden activarse y, con ello, desempeñar sus funciones.
Verduras y hortalizas
Frutas y vitaminas sobre la mesa

 

En definitiva, el sistema inmune es todo un complejo que suele funcionar a la perfección, aunque es importante cuidarlo y estar atentos a las necesidades de nuestro cuerpo cuando sea necesario aportarle un extra para que ningún patógeno logre sus objetivos.