Antes de comenzar…

Antes de empezar a hablar del tema, dejemos algo claro: dentro de la máquina perfecta que es nuestro organismo, lo que más nos falla son las tripas. ¿A quién no le ha dolido la tripa después de una comida, o antes, o por hambre, o por nervios? ¿Quién no ha sentido alguna vez esa sensación tan desagradable y ácida entre el torso y el abdomen? Está claro que el reflujo gastroesofágico, la acidez para los amigos, es algo común. Pero no os preocupéis, tiene solución.

El reflujo gastroesofágico se siente como un ardor o quemazón en el pecho, que sube por la garganta y que suele aparecer después de comer o a últimas horas del día. Puede acompañarse de una sensación de nudo en la garganta, dificultad para tragar, alteraciones del sueño… Y sobre todo, es muy molesto.

El reflujo es causado por un mal cierre de nuestro esófago tras el pase de los alimentos: este se abre para permitir la entrada del alimento al estómago, donde el ácido gástrico continua el proceso de digestión. Pero cuando el esófago se cierra mal, ese ácido es capaz de desplazarse hacia arriba en vez de quedarse en el estómago, ocasionando la sensación de ardor que puede irritar e inflamar el esófago.

Consejos para evitar el reflujo gastroesofágico

Lo primero para deshacernos de este problema es solventarlo con unas medidas higiénicas y buenos hábitos que nos permitan olvidarnos de él. ¡Aquí van unos cuantos consejos!

  • Evitar comidas copiosas

    Cuanto más copiosa sea la comida, más se abre el paso del esófago al estómago. Comer en raciones de menor cantidad y espaciadas en el tiempo ayuda a reducir este proceso y, con ello, que escape ácido del estómago hacia el esófago.
  • Evitar el alcohol las bebidas alcohólicas, ya que aumentan el volumen del estómago.

  • Evitar el café, ya que irrita la mucosa del estómago, ocasionando acidez.

  • Evitar las grasas, ya que dificultan la motilidad gástrica y enlentecen la digestión.

  • Las ingestas nocturnas aumentan la producción de ácido del estómago, luego es recomendable realizar cenas ligeras y espaciadas al menos una hora de la hora de acostarse.

El reflujo es causado por un mal cierre de nuestro esófago tras el pase de los alimentos: este se abre para permitir la entrada del alimento al estómago, donde el ácido gástrico continua el proceso de digestión. Pero cuando el esófago se cierra mal, ese ácido es capaz de desplazarse hacia arriba en vez de quedarse en el estómago, ocasionando la sensación de ardor que puede irritar e inflamar el esófago. 

 

Tratamiento

Si las medidas higiénicas no son suficientes, hay tratamientos farmacológicos indicados para paliar el reflujo gastroesofágico.

  • Los más comunes son los inhibidores de la bomba de protones, como el omperazol. Estos fármacos actúan inhibiendo la producción de ácido en el estómago al bloquear el intercambio iónico que produce la bomba de protones, que a su vez estimula las células productoras de ácido. No hay que abusar de estos fármacos, pero ante momentos puntuales de ardor son muy eficaces.

Por otro lado, los fármacos con alginato (de venta libre y con menos límite de uso) también solucionan la acidad. El ácido algínico crea una barrera mecánica contra el ácido al formar un gel en el fondo gástrico.