El paso del verano al otoño, el cambio de temperatura, los días más cortos, menos luminosos, y con una climatología peor pueden llegar a afectar más de lo que imaginamos a nuestros niveles de energía y a nuestro estado de ánimo.

Denominamos astenia al estado de agotamiento o fatiga generalizada, que aparece sin haber realizado ninguna tarea o esfuerzo significativo, y que por lo general se mantiene en el tiempo y no mejora con el descanso. Además, esta debilidad física y falta de energía repercuten también en el estado de ánimo, experimentándose a la vez una falta de vitalidad.

La astenia acostumbra a aparecer en las épocas de primavera y otoño, y son una consecuencia pasajera de los cambios de biorritmo que experimenta nuestro organismo durante estas estaciones.

Principales síntomas de la astenia otoñal

  • Cansancio intenso. Es la manifestación principal y se diferencia del agotamiento físico en sí porque no aparece como consecuencia de un esfuerzo, y aparentemente no desaparece con el descanso.
  • Debilidad física, somnolencia pronunciada. Pueden acabar derivando en otros síntomas como apatía, irritabilidad y falta de concentración.
  • Alteraciones en el apetito. La fatiga y el cansancio pueden propiciar ambos tipos de efectos, la falta o el exceso de hambre.
  • Irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, sensación de tristeza. A los cambios en el biorritmo, se suma también la vuelta al trabajo, la rutina, el fin del periodo vacacional. Estos pueden incrementar nuestros niveles de estrés/ansiedad, causando una profunda alteración de nuestro estado de ánimo.

¿Por qué aparece esta astenia?

Las causas principales, serían:
  • Disminución de la exposición solar. La cantidad de horas de luz disminuye drásticamente (pasamos de tener luz diurna casi hasta las 10 de la noche, a no tenerla a partir de las 6 de la tarde). Esto impacta directamente en la producción de melatonina, la hormona que regula los ritmos de sueño-vigilia. La melatonina se empieza a segregar en nuestro organismo cuando cae el sol, de forma que, al tener más horas de oscuridad, se segrega más melatonina y esta nos produce una mayor somnolencia. Además, la reducción de las horas de luz hace que caigan también los niveles de serotonina, favoreciéndose un estado de apatía.
  • Aparición de resfriados. Con la llegada del frío, también llegan las gripes y los catarros, que mantienen a nuestro sistema inmunitario “ocupado” para proteger al organismo, consumiendo una mayor cantidad de energía.
  • Falta de vitamina D. La disminución de la exposición solar hace que nuestros niveles de vitamina D caigan significativamente, esto también hace que nos sintamos más fatigados.
  • Vuelta a la rutina. Recuperar la rutina laboral y obligarnos a nosotros mismos a “compensar” los posibles excesos cometidos durante el verano, puede provocarnos una subida de los niveles de estrés y ansiedad, contribuyendo también a un cansancio mental que se puede traducir en agotamiento físico.

¿Cómo hacer frente a la astenia otoñal?

Es conveniente saber que se trata de un estado transitorio, que desaparecerá en unas semanas, tan pronto nuestro organismo se acostumbre al “nuevo” ritmo de nuestro día a día.

Como es habitual, una de las mejores maneras de combatirla es practicando ejercicio físico. Este, además de disminuir los niveles de estrés en sí mismos, nos ayuda a conciliar el sueño y a obtener un sueño reparador.

Para darle a nuestro organismo, siempre podemos recurrir a la toma de suplementos que nos den un extra de energía.

En nuestro Instagram @farmaciadelosaustrias podréis encontrar diferentes recomendaciones de productos para combatir esta astenia.