La posibilidad de realizar pruebas diagnósticas en la oficina de farmacia constituye una herramienta útil y necesaria para desarrollar una interesante vertiente de la Atención Farmacéutica. El seguimiento de los principales indicadores de riesgo de las enfermedades crónicas más comunes en nuestra sociedad y la detección de problemas de salud a través de estas pruebas en tan sólo 5 minutos permiten aportar un valor añadido muy importante al servicio que se presta desde el mostrador.

Son muchos los indicadores de riesgo que se pueden controlar en la oficina de farmacia y los enfermos crónicos necesitan este servicio,

 ¿Por qué lo necesitan?

Una vez diagnosticada la enfermedad e instaurado un tratamiento, es cierto que han de visitar a su médico de cabecera con cierta periodicidad. Pero estas visitas pueden alargarse mucho en el tiempo, (más aún en los tiempos que corren, donde concretar una cita con un médico especialista puede alargarse meses…)

Si los controles médicos con el doctor se realizan cada 3 o 6 meses, o incluso, una vez al año; en este periodo de tiempo pueden ocurrir varias cosas:

­      – Que el paciente voluntariamente quiera controlar los parámetros de riesgo para cerciorarse de que su tratamiento está siendo el adecuado.    

     -­ Que el propio médico aconseje estas pruebas de autocontrol advirtiendo que en caso de obtener resultados anormales adelanten su cita con él.

­     – Que un enfermo crónico detecte algún pequeño cambio en su salud y quiera confirmar la causa antes de pedir consulta médica urgente.

Para ofrecer este servicio y poder realizar estos análisis rápidos de detección y seguimiento de diferentes patologías desde la oficina de farmacia basta con disponer de un espacio tranquilo –no es preciso que sea demasiado amplio–y del material adecuado. También es de gran importancia, confiar en el profesional que te atiende en la farmacia, y ver en él a una persona que te escucha y se preocupa por ti. De esta forma el paciente sentirá la escucha activa y cómo el farmacéutico se involucra con los pacientes.

             GLUCOSA

Los alimentos son transformados por el organismo, a través del metabolismo, en glucosa principalmente. Ésta se desplaza a través del torrente sanguíneo hasta alcanzar las células de diferentes tipos de tejido proporcionando la energía que necesitan para funcionar.

Los niveles de glucosa en sangre se denominan clínicamente glucemia. Estos niveles varían a lo largo del día, oscilando entre concentraciones de 70 y 145 miligramos por decilitro de sangre.

Por la mañana, en ayunas son más bajos y se elevan después de cada comida (glucemia postprandial) y vuelven a descender dos horas después.

Lo recomendable es que la glucemia se mida al levantarse por la mañana y antes del desayuno y se considera normal si los niveles de glucosa que se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos a 140 mg/dl dos horas después de cada comida.

La glucosa es el indicador de riesgo empleado para el control de la diabetes.

La voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en sangre estando en ayunas se sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl.

Se habla de diabetes cuando la glucemia se sitúa por encima de 126 mg/dl en ayunas y de 200 mg/dl dos horas después de las comidas.

       DIABETES

 La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre), que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.

Puede deberse a una producción insuficiente de insulina por parte del páncreas, o bien a una resistencia a la acción de la insulina por parte del organismo. Por eso hablamos de diabetes tipo 1 o diabetes tipo 2.

  • Diabetes tipo 1. También llamada diabetes juvenil o diabetes insulinodependiente. Afección crónica del páncreas, que produce poca o ninguna insulina por sí mismo.
  • Diabetes tipo 2. Es la más común, generalmente en adultos, sucede cuando el organismo se vuelve resistente a la insulina.

Se calcula que, aproximadamente el 90% de los enfermos de diabetes, sufren diabetes tipo 2.

En las tres últimas décadas, desde finales de los 90, la prevalencia de diabetes tipo 2 ha aumentado drásticamente en los países “desarrollados”. Esto nos hace pensar que la prevalencia y el desarrollo de esta enfermedad tiene mucho que ver con el estilo de vida que seguimos actualmente en el mundo occidental. Dos de los factores especialmente destacables en el “auge” de esta enfermedad (demostrados) son la disminución de los niveles de actividad física y el aumento de los niveles de sobrepeso y obesidad.

Actualmente, esta enfermedad la sufren unos 537 millones de personas en todo el mundo, 5.1 de ellos en nuestro país. El número de personas con diabetes en España se ha incrementado en un 42% desde el 2019. Hecho que pone el foco de atención en el tratamiento y la prevención de esta enfermedad.

Casi un tercio (30,3%) de las personas que viven con diabetes en España no están diagnosticadas. Cuando la diabetes no se detecta o no se trata adecuadamente, puede causar complicaciones graves y potencialmente mortales, como p. ej. un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular, una insuficiencia renal, una ceguera o la amputación de miembros inferiores. Estas complicaciones reducen la calidad de vida y aumentan los costes sanitarios.

En el año 2020 murieron 20,46 personas por 100.000 habitantes por diabetes en España, una cifra superior a la de los cuatro años anteriores, coincidiendo con la pandemia. En las últimas décadas la mortalidad ha descendido con respecto a los años noventa, cuando esta tasa se situaba en 35,66.

Se puede hacer mucho para reducir el impacto de la diabetes. Los datos sugieren que la diabetes tipo 2 a menudo puede prevenirse: un diagnóstico temprano y el acceso a un seguimiento adecuado para todos los tipos de diabetes pueden evitar o retrasar las complicaciones a las personas que padecen la enfermedad.

        Cómo medir la glucemia

En personas sanas la medición de la glucemia suele incluirse en cualquier analítica de sangre u orina, especialmente cuando se trata de personas obesas, mayores de 50 años o en las que se haya diagnosticado hipertensión arterial o hipercolesterolemia. En ambos casos, las muestras de sangre y orina deben obtenerse en ayunas.

       Medida de la glucemia en la oficina de Farmacia

Por eso, en la oficina de farmacia se puede llevar a cabo una importante labor, con la que se contribuye de manera directa y activa, en la prevención y detección temprana de esta enfermedad.

El papel del farmacéutico en todo esto es fundamental, tanto en el control y seguimiento de pacientes con esta patología como en la detección de la enfermedad en pacientes que desconocen tenerla.

Desde la oficina farmacia podemos llevar a cabo una detección precoz de personas en riesgo de padecer diabetes. Se puede hacer realizando un cribado mediante la cumplimentación del test de Findrisk. Este test consta de una serie de preguntas cuya respuesta determina el riesgo del paciente de desarrollar diabetes.

En aquellas personas en las que el resultado del test de una puntuación de riesgo, realizaremos una prueba de glucemia capilar. En el caso de que se obtenga un resultado fuera de rango, se procederá a su derivación al médico. Asimismo, podemos hacer además recomendaciones para promover un estilo de vida saludable. Permitiendo reducir el riesgo y, por tanto, evitar o retrasar la aparición de esta enfermedad.

                Pruebas en la farmacia para la detección de diabetes:

  • Nivel de azúcar. Por un lado, podemos determinar el nivel de azúcar que presentamos en sangre en el momento del análisis. Los valores de glucosa en sangre son mínimos tras 8 horas de ayuno, por eso se suele realizar esta prueba a primera hora de la mañana. De este modo, si en ayunas la glucemia no se encuentra en niveles correctos, deberemos hacer recomendaciones higiénico-sanitarias y controlar periódicamente la glucemia en caso de pequeñas variaciones y derivar al médico en caso necesario.
  • Prueba de hemoglobina glucosilada. Por otra parte, existe otra prueba que nos permite conocer el nivel promedio de glucosa en la sangre durante los últimos tres meses, se denomina la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c). Esta prueba es muy útil para la detección de diabetes tipo 2 y prediabetes, así como para el control de pacientes diabéticos ya diagnosticados. El resultado de la prueba se entrega en porcentajes, cuanto más alto sea el porcentaje, mayor será el nivel de azúcar en sangre.

Con esta batería de opciones podemos contribuir a la detección de diabetes y además, incrementar el conocimiento por parte del paciente: riesgo que tiene de padecerla, información para buscar un estilo de vida saludable y así colaborar en este grave problema sanitario.